La
reforma constitucional que obliga a los partidos políticos a otorgar el 50 por
ciento de las candidaturas a las mujeres y la apertura de espacios que las
propias mujeres han abierto en base a su esfuerzo capacidad y tenacidad, hace
posible augurar que por primera vez en la historia vamos a tener el mayor
número de mujeres en el poder.
La reforma hecha en
diciembre de 2013, impulsada por el Presidente Enrique Peña Nieto para dar
cumplimiento a la demanda de las mexicanas de participar en condiciones de
igualdad en la vida política del país, estableció en el artículo 41 de la
Constitución la obligación de los partidos políticos de reservar el 50 por
ciento de sus candidaturas a las cámaras de Senadores y de Diputados y a los
congresos locales a mujeres.
Hoy
en día, la mujer ha tenido una relevante participación en la política mexicana
y en el proceso electoral. Han sido pocas las mujeres que podemos nombrar como
candidatas presidenciales, gobernadoras o miembros del Congreso; sin embargo,
su participación e influencia es cada vez mayor en las decisiones políticas de
México.
En
la LXI Legislatura de la Cámara de Diputados, conformada por 500 miembros, las
mujeres ocupan 159 curules que representan el 31.8 por ciento del total, donde
se destacan 73 diputadas del PRI, 50 del PAN, 18 del PRD y 6 del PVEM, además
de 5 de NA, 3 del PT, 3 del MC y 1 independiente.
En
el caso de las Senadoras Integrantes de las LXII y LXIII Legislaturas,
conformada por 128 miembros, las mujeres ocupan 43 curules que significan el
33.6 por ciento del total, de las cuales sobresalen 19 representantes del PRI,
12 del PAN, 6 del PRD y 3 del PT, además de 2 del PVEM y 1 independiente.
Esto
significa que desde la elección anterior ya hubo mayor participación de la
mujer en las decisiones políticas del país, y para el proceso del 2015 se prevé
un mayor crecimiento de las mujeres en cargos públicos.
En
México hay 173 alcaldesas mujeres, que representan el 7 por ciento del total de
2 mil 456 municipios, y gobiernan tan solo al 12.7 por ciento de los mexicanos
en municipios, la mayoría, de menos de 50 mil habitantes.
Además,
ninguna de las 32 entidades federativas de la República está gobernada,
actualmente, por una mujer.
A
61 años de haberse reconocido el derecho de las mujeres mexicanas para votar y
ser votadas, su participación en los Ayuntamientos es todavía acotada. La
pionera de ellas fue Aurora Meza Andraca, quien fue electa Presidenta Municipal
de Chilpancingo, Guerrero, en 1938; la primera Gobernadora llegó en la elección
de 1979, Griselda Álvarez en Colima; tuvimos una Secretaria de Estado hasta
1982 con la designación de Rosa Luz Alegría en la cartera de Turismo, y una
candidata presidencial en 1982 con Rosario Ibarra.
De
acuerdo con la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamm), los
gobiernos municipales encabezados por mujeres son claramente caracterizados por
sus logros en materia social, por su profundo trabajo comunitario y por el
especial impulso a programas orientados a mejorar las condiciones de vida de
grupos vulnerables (niños, ancianos, discapacitados, etc.), así como a la
inclusión de principios y herramientas para la igualdad de género y la
reducción de la violencia contra las mujeres.
Entre
las mujeres poderosas destaca Bárbara Botello Santibáñez, alcaldesa de León,
Guanajuato, quien además es presidenta de la Fenamm; también está Leticia
Quezada, delegada en Magdalena Contreras y dirigente de la Asociación de
Alcaldes de México (Aalmac); la alcaldesa de Monterrey, Nuevo León, Margarita
Arellanes Cervantes; la de La Paz, Baja California Sur, Esthela Ponce Beltrán;
de Toluca, Estado de México, Martha Hilda González Calderón; del Puerto de
Veracruz, Carolina Gudiño Corro; y de Matamoros, Tamaulipas, Norma Leticia
Salazar Vázquez, entre otras.
En
Tabasco hay una sola mujer alcaldesa, la priista Elda María Llergo Asmitia. En
la cámara de diputados sí hay una mayor participación femenina, con 15 de las
35 curules, que significan el 42.8 por ciento. Aquí destacan las 4 priistas
Esther Alicia Dagdug Lutzow, Liliana Ivette Madrigal Méndez, María Elena Silván
Arellano y Mirella Zapata Hernández. Además de 9 del PRD, entre ellas Neyda
Beatriz García Martínez, Casilda Ruíz Agustín, Rosalinda López Hernández,
Araceli Madrigal Sánchez, Ana Karen Mollineado Zurita y Verónica Pérez Rojas,
entre otras. Así como una diputada de Nueva Alianza y una independiente.
En
el municipio de Centro de 14 regidores, 6 cargos en el Cabildo son ocupados por
mujeres, entre ellas Aura Ramón Díaz, Karolina Pech Frías, Norma Morales
Morales, Cloris Huerta Pablo, Rocío Aurora Mendoza Berzaba y Maricarmen García
Muñoz.
Hoy
en día, y ante la decepción de la ciudadanía por el gobierno del cambio, el PRI
es, según las encuestas, el partido que tiene las mayores posibilidades de
ganar las elecciones en el país.
En
Tabasco las que seguro van a estar en alguna candidatura para el proceso
electoral del 2015 son: Katia Ornelas Gil, dirigente del ONMPRI; Ady García
López, ex vocera del gobierno de Roberto Madrazo; Lorena Beaurregard de los
Santos, ex diputada local del PRI, voz crítica de su partido; Esther Alicia
Dagdug Lutzow, actual diputada y de las pocas voces críticas que ha denunciado
los errores del gobierno actual; además de las legisladoras Liliana Ivette Madrigal
Méndez, María Elena Silván Arellano y Mirella Zapata Hernández; y también
estará la alcaldesa de Teapa, Elda María Llergo Asmitia, que son los cuadros de
mujeres más destacados del Revolucionario Institucional, y que por la reforma
constitucional tendrán un espacio en las candidaturas de su partido.
Historia del voto
femenino en México
El derecho de ejercer el voto por cualquier
persona mayor de edad es visto ahora como algo trivial, pero es un derecho que
ha causado luchas alrededor del mundo para grupo marginados por pertenecer a un
grupo indígena o por su género.
El
17 de octubre de 1953 apareció en el Diario Oficial de la Federación un decreto
en el que se anunciaba que las mujeres en México tendrían derecho a votar y ser
votadas para puestos de elección popular. Este decreto fue el producto de una
larga lucha.
México
era uno antes de 1953 y es otro después de ese año, cuando se reconoció
oficialmente el derecho de las mujeres a elegir a sus gobernantes y a ser
electas, pero ese reconocimiento no fue un obsequio ni una concesión, sino el
resultado de movimientos universales y locales a favor de la equidad de género.
El
sufragio femenino significa también el reconocimiento a la igualdad en la
participación política, el que cada mujer pueda decidir sobre su vida, y además
acepta la posibilidad de la elección de mujeres para estar en cargos de
representación pública, derecho ejercido anteriormente sólo por hombres, a
pesar de que la representación proporcional es en promedio del 50 por ciento.
La lucha en los estados
En México los primeros antecedentes exitosos
del voto datan de 1923 en Yucatán, aunque hubo peticiones desde 1916. Yucatán
reconoció el voto tanto municipal como estatal en 1923, con tres mujeres
electas para diputadas al congreso estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib
y Beatriz Peniche de Ponce; además Rosa Torre fue electa para regidora en el
ayuntamiento de Mérida. Sin embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo
Puerto murió asesinado en 1924, las cuatro tuvieron que dejar sus puestos.
Del
20 al 30 de mayo de 1923, la Sección Mexicana de la Liga Panamericana de
Mujeres convocó al Primer Congreso Nacional Feminista, que se reunió en la
Ciudad de México, con la asistencia de 100 delegadas. Sus principales demandas
en lo político fueron la igualdad civil para que la mujer pudiera ser elegible
en los cargos administrativos y el decreto de la igualdad política y la
representación parlamentaria por parte de agrupaciones sociales.
Como
consecuencia del Congreso Nacional Feminista, el 13 de julio de ese mismo año,
el gobernador de San Luis Potosí, Aurelio Manrique, expidió un decreto en el
que se concedía a las mujeres potosinas el derecho a votar y a ser elegidas en
las elecciones municipales de 1924 y en las estatales de 1925, pero este
derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se reconoció el derecho a votar
a las mujeres en 1925.
En
1937 el presidente Lázaro Cárdenas envió a la Cámara de Senadores la iniciativa
para reformar el Artículo 34 constitucional, como primer paso para que las
mujeres obtuvieran la ciudadanía. En 1938 la Reforma fue aprobada por ambas
cámaras y por las legislaturas de los estados, sólo faltaba el cómputo y la
declaratoria para su vigencia. Esta parte nunca se concluyó porque dentro del
Partido Nacional Revolucionario, antecedente directo del PRI, se argumentó que
el voto de las mujeres “podría verse influenciado por los curas”.
Diez
años después, el 17 de febrero de 1947 durante la presidencia de Miguel Alemán
se publicó en el Diario Oficial la reforma al artículo 115 de la Constitución
que concedía a las mujeres el derecho de votar pero sólo en las elecciones
municipales. Esta medida se consideró como un gran avance ya que les daba un
lugar a las mujeres en la vida política del país aunque fuera uno muy
restringido.
Reconocimiento constitucional
Siendo candidato a la presidencia de la
República, en 1952 Adolfo Ruiz Cortines prometió, ante 20 mil mujeres
asistentes a un mitin de campaña, la ciudadanía sin restricciones para las
mujeres.
El
4 de diciembre de 1952 –tres días después de la toma de posesión de Adolfo Ruiz
Cortines- el PAN solicitó concluir el trámite de la iniciativa presentada por
Cárdenas en 1937. Pero el 9 de diciembre, el mismo presidente presentó su
propia iniciativa de ley.
Por
fin, el 17 de octubre de 1953 se publicó en el Diario Oficial el nuevo texto
del Artículo 34 Constitucional: “son ciudadanos de la República los varones y
las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los
siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo
son, y tener un modo honesto de vivir”.
Así,
indirectamente, en 1953 se reconoce el derecho al sufragio femenino gracias a
la organización y participación de las mujeres en los foros feministas
demandando derechos ciudadanos, sólo que ese avance no se materializó sino
hasta por lo menos dos décadas después, debido a que en la mayoría de los casos
seguían siendo los hombres quienes decidían lo que sus esposas, hijas o
hermanas debían hacer.
El primer sufragio
En las elecciones del 3 de julio de 1955 las
mujeres acuden por primera vez a las urnas a emitir su voto. En esa ocasión se
elegía a diputados federales para la XLIII Legislatura. Pese a la importancia
que tenía ese primer ejercicio de libertad de decisión, la verdadera
democratización de la ciudadanía tardó mucho más en gestarse, sobre todo porque
la tradición imperaba sobre la razón.
Muchas
mujeres sufrían un severo nivel de represión familiar que les impedía acudir a
las urnas, y otras simplemente reproducían los designios que los “hombres” de
la casa les sugerían que debían manifestar. Se considera que es hasta los años
70’s cuando en realidad las mujeres empezaron a ejercer su derecho ya que en el
mundo se daba una revolución ideológica y política, como consecuencia de la
filosofía de la liberación.
En
esos años se constituyó el concepto de género como categoría de análisis para
explicar los mecanismos de opresión y a partir de ahí se abrió la posibilidad
de superarlos, lo que en la práctica sembró la semilla de la democracia,
entendida como la igualdad de los géneros, conservando la diferencia sexual.
Ya
en los años 90’s, la reivindicación de los derechos va más allá. Inicia la
lucha contra la violencia, esa que día a día se ejerce en las casas por medio
de golpes, palabras o actitudes, esa que día a día maltrata a muchas mujeres
que dan todo por sostener sus hogares a costa de su integridad misma. Inicia
entonces el reconocimiento de la pluralidad, la tolerancia y el respeto.
NOTA: En los próximos días vamos a publicar los perfiles de las mujeres que van a tener participación en 2015, por el PRI y por otros partidos.
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